24.01.2004
Spagna, La Vanguardia: Giustizia in Italia
L'anno è cominciato male per Silvio Berlusconi.
Justicia en Italia Berlusconi, ricorda l'ediotriale del quotidiano conservatore di Barcellona "La Vanguardia", controlla il 90 per cento della tv italiana e utilizza questo mezzo per diffondere l'immagine (la sua) di un uomo perseguitato dai giudici cui si vuole impedire di modernizzare il paese. Con la decisione della Corte Costituzionale, la legalità riprende in Italia il posto che le spetta, ma difficilmente Berlusconi si arrenderà a questo verdetto.
LA VANGUARDIA - 15/01/2004
MAL comienza el año para el presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, después de que el Tribunal Constitucional haya dejado sin efecto una ley que le otorgaba inmunidad penal impidiendo que pudiera ser juzgado durante los cinco años de su mandato. La batalla entablada entre Berlusconi y la magistratura italiana se abre de esta manera a un nuevo capÃtulo, en el cual el jefe de Gobierno lo tendrá más complicado para sustraerse a la acción de los tribunales.
Berlusconi siempre ha considerado que los jueces italianos actuaban movidos por intereses polÃticos pretendiendo arrebatarle el poder conseguido en las urnas. Sus invectivas contra el poder judicial han sido tan contundentes como habituales llegando a afirmar públicamente que para ser juez era necesario tener perturbadas las facultades mentales. Ahora la decisión del Constitucional le pone de nuevo a las puertas de un proceso judicial por corrupción, en el que está imputado y en el que uno de sus colaboradores empresariales y polÃticos más cercanos, el ex ministro de Defensa, Cesare Previti, acaba de ser condenado a cinco años de cárcel.
Durante su primer y breve mandato en 1994, Berlusconi ya tuvo severos encontronazos con la justicia y ya entonces comenzó a desarrollar su teorÃa de que los magistrados de Manos Limpias, que prácticamente habÃan desmantelado la corrupta clase polÃtica italiana que le precedió, continúan investidos de un vengativo espÃritu justiciero, que irÃa más allá de sus legÃtimas atribuciones y les convierte en un peligro para los polÃticos que, como él mismo, han sido ratificados en las urnas. Berlusconi, que controla el 90 por ciento de los medios televisivos, utiliza este poder para difundir entre los electores la imagen de gobernante perseguido, a quien se quiere impedir que modernice Italia. Una serie de decretos y de leyes, como la ahora revocada, le han servido para contener los afanes de jueces y fiscales y situarse al margen del control judicial. El daño que se hace al Estado de derecho ha sido repetidamente denunciado por la oposición y por los medios que han escapado a su control, pero esto nunca ha sido un problema para el hombre que con sus exabruptos sembró el descontento entre los gobernantes europeos, durante su reciente mandato de turno en la UE. Ahora la ley italiana vuelve a estar sobre sus propios pasos, pero seguro que Silvio Berlusconi no se rendirá fácilmente.
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